poesía
POEMAS DE CUARENTENA
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Ricardo Gómez
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Más allá del balcón vuelan a su antojo golondrinas. Mis hijos practican con Conway[1] el Juego de la Vida mientras la abuela teje las mangas de un jersey. Es plácida la tarde. Abandono las líneas de mi libro y me distraigo viendo cómo el gato ronronea antes de decidirse a trepar a la montaña de una silla. Mi mujer adereza con mimo las flores de un jarrón. Se hacen largas estas tardes. Nuestras miradas se cruzan y hasta creemos todavía desearnos. Nos diremos a solas lo que callamos ahora, por pudor. |
Nostalgia
La buena lluvia conoce el ritmo justo. En los vidrios, las gotas juguetean con Cortázar: se amanceban, se deslizan, corretean, se suicidan. Las ramas del fresno se peinan con el viento y un murmullo melancólico puntea la mañana. ¿Quién no llora, recordando cuando de niño no temía que una tormenta le empapara y tocaba con admiración los ojos retráctiles de los caracoles? Los años han pasado. Ahora nos refugiamos temerosos tras la ventana, contemplamos con ojos de pintor estos paisajes que un día fueron esculturas y ciudades que habitábamos, sin adivinar que el tiempo nos haría espectadores. |